martes, 15 de mayo de 2012
Para que decir mucho si con tres palabras basta... Te quiero mucho.
Me decías que era preciosa, que me echabas de menos,
que me hacía de querer y que no aguantarías mucho sin tenerme a tu lado, pero
que por favor cambiase y pensase dos veces antes de actuar, y para ironía de la
vida cuando lo consigo estás enamorado de otra persona. Entonces tantas
promesas de amor se estrellaron contra el suelo y mi esperanza con ellas, se
rompieron como si de un cristal antiguo se tratase, hoy por hoy estoy
decepcionada conmigo misma de no haber conseguido mis propósitos antes, me
arrepiento de tantas discusiones absurdas y de tantos malos momentos, de no haber
aprovechado cada segundo a tu lado y sobretodo de no haber sido madura cuando
tocó serlo. Supongo que ahora lo único que me queda es seguir mi vida con la
esperanza de que algún día vuelvas a necesitarme en la tuya, porque aunque no
lo parezca te necesito en mi vida, y me gustaría que dentro de diez años cuando
mis hijos me pregunten: ¿cuál fue el primer gran amor de tu vida, mamá?; pueda
abrazarte y contestarles, aquí está el primer y último gran amor de mi vida.
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