Mis
expectativas son sencillas: ser feliz. Viajando, conociendo nuevas cosas y
formar una familia contigo. Mi reto es vivir el día a día siendo y haciendo
feliz a las personas que me rodean con chistes malos, bromas, y a veces, reírme
de mi misma y mi multitud de defectos. Jamás tuve problema en reírme de mí si por
ello conseguía elevarte el ánimo, en otros momentos conseguía elevar otra cosa… Tu
nivel de paciencia, no pensemos mal; o sí.
Mi propósito
de cada año es disfrutar más y preocuparme menos, pero después de haber perdido
amigos, familiares, oportunidades y haber ganado quebraderos de cabeza y alguna
que otra persona a la que no le entusiasma el hecho de que pueda respirar;
empecé a preocuparme, o mejor dicho a obsesionarme, con no perder a nadie más y
no ganar cosas que preferiría no tener en mi vida. Sí perdía; quería que fuese
el miedo a ser feliz, o el miedo a no dar la talla con las personas que me
rodean. Y sí ganaba; quería que fuesen buenas noticias, un montón de buenos
amigos, un verano de av…. Já, a quién pretendo engañar, quería ganarte a ti. Quería
ganarme tus amaneceres y anocheceres, que te desvelaras conmigo y que el
insomnio fuera la mejor excusa para pasar un buen rato. Tener charlas de futuro
e imaginarnos como sería nuestra casa, o como serían esos bichillos que lo desordenarían
todo.
La verdad,
aquel 16 de marzo, sí el día que te conocí, me tocó el gordo de la lotería sin
siquiera saber que estaba jugando.