lunes, 19 de marzo de 2012

Puede que hoy no seas feliz, pero un nuevo día vendrá.

Nunca he sido el tipo de chica que se rendía con facilidad, todo lo tenía que conseguir y casi todo lo he conseguido, casi siempre luchaba por cosas que no tenían un gran significado… Que mis padres me comprasen una bici nueva o un perro, o por estupideces como un cromo de un álbum o un tazo que me faltaba para acabar la colección. Cuando era pequeña pensaba que la vida sería un camino de rosas, que todo se arreglaba con un simple, ¡trampas, empezamos de nuevo!, pero no,  en la vida real no hay trampas y mucho menos nuevos comienzos, la vida solo tiene un comienzo y hay que aprovechar todo lo que te ocurra en ella desde el principio. Yo no lo hice, o no lo hice lo suficientemente bien y ahora me arrepiento de tantas discusiones absurdas, tantos enfados sin sentido y tantos errores como cometí, nunca fui perfecta y aunque no pretendía serlo, quería serlo solo por él. Para mí lo mejor que me podía pasar a lo largo del día era pasar un rato con él por muy breve que fuese  y que al despedirse me dijera su ‘te quiero mucho princesa’, y aunque nunca me gustaron las princesas me daba igual él era mi príncipe; y por miedo no demostré todo lo que sentía por él, por miedo fui inmadura, y por miedo  fui desconfiada cuando más tenía que confiar. Hoy por hoy, no quedan más que bellos recuerdos de aquel cuento, solo espero que el tiempo sea sabio y retome aquel cuento, en el que yo era una princesa y él mi bello príncipe azul.

No hay comentarios:

Publicar un comentario